Origen del Pozole, una tradición mexicana perfecta para degustar todo el año

Cuando pensamos en platillos mexicanos, una de las primeras opciones sin duda será el pozole. Este platillo tradicional es conocido y apreciado en todo el territorio nacional, aunque con variaciones en su preparación o ingredientes de acuerdo a la zona, y puede elegirse para cualquier tipo de celebración o festividad.

La base para su preparación es la misma en todos los casos, pero la variedad de ingredientes empleados nos permite saborear pozoles con carne de puerco, pollo, guajolote, res, mariscos y hasta una versión vegetariana, con caldo de color rojo, verde o blanco. Prácticamente en cada estado existe alguna variante.

Sin embargo, en tiempos prehispánicos el pozole no era para todas las personas, era un platillo ceremonial reservado para el emperador y los nobles que como parte principal incluía la carne de un guerrero enemigo de alto rango capturado en batalla y sacrificado en el templo como alimento para los dioses.

Este platillo se preparaba en fechas específicas, como festividades a las deidades del sol y del agua, entre otros eventos importantes; además, sus ingredientes no eran en su totalidad los mismos que se emplean actualmente, esto debido a la influencia que ejerció la cocina española en nuestro país durante la colonización.

De esta manera fue que se sustituyó la carne de sacrificio por carne de cerdo o pollo, así como nuevos ingredientes traídos del Viejo Mundo. A causa de esto, este platillo perdió su carácter ceremonial y se hizo de consumo general logrando la aceptación y ganándose el gusto del pueblo.

Con el tiempo el pozole se hizo tradicional y fue el preferido para celebraciones como bodas, bautizos, XV años y por supuesto para celebrar las fiestas patrias. Por cierto, el nombre se debe a una palabra náhuatl que significa “espuma”, debido a que así parecen los granos de maíz al reventar.

Como muchas de las tradiciones de nuestro país, el origen del pozole tiene una historia muy interesante y hasta poco oscura; sin embargo, en la actualidad forma parte de la cocina tradicional mexicana, que es un patrimonio inmaterial de la humanidad y de la que sentimos gran orgullo al compartirla.

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