El té es una bebida que, desde su difusión a lo largo y ancho del mundo, no ha perdido su apreciación. En algunas culturas su consumo tiene una mayor importancia, llegando incluso a requerir cierto ritual, pero en la mayoría de los países se toma como bebida refrescante y energizante.
Sus orígenes son milenarios, por lo que a través de la historia de la humanidad se le ha hecho referencia y han llegado hasta nuestros días algunos datos sobre su origen, que en mucho se parece a una leyenda. Por eso, hoy te compartimos algunos datos curiosos sobre esta bebida.
El té se cultiva y consume en Oriente desde aproximadamente 5000 años. Al respecto, existen registros de su cultivo en China, y la leyenda de su origen se atribuye al emperador Shen Nung. Se cuenta que este tenía agua hirviendo cuando el viento hizo caer hojas de té en el recipiente.
El té es la infusión de hojas de Camellia Sinensis, y sus variedades se deben al proceso de oxidación al que son sometidos después de recolectar las hojas y al estado de madurez de los brotes al momento de su recolección. Las infusiones de otras plantas o frutos se llaman tisanas.
A pesar de que el té es la segunda bebida más consumida en el mundo, la mayoría de muchos consumidores no han probado su auténtico sabor, ya que se acostumbran a endulzarlo o comprarlo en presentaciones procesadas de estos. Lo mejor es probarlo en hojas sueltas en su estado natural.
Las variedades más comunes del té son el blanco, verde, oolong (o té azul), negro y pu-erh (o té rojo). En cualquiera de las versiones, sus propiedades antioxidantes y estimulantes están presentes, así como diversos efectos terapéuticos que varían de una a otra variedad.
La capacidad de estimulación del té se debe a la sustancia llamada teína. Esta funciona de manera similar a la cafeína contenida en el café, variando su concentración de acuerdo a la oxidación. En cualquier caso, la cantidad adecuada de hoja de té para preparar una taza es de una cucharadita.
Algo muy importante para la preparación del té es emplear la temperatura adecuada para evitar que las hojas se quemen. Cada variedad tiene una temperatura óptima: el té blanco a 80 °C, el té verde a 70 °C, el té a azul 90 °C, mientras que el té negro y rojo a 100 °C.
El tiempo de reposo también debe observarse. Para que las hojas de té liberen sus propiedades adecuadamente, se deben dar los siguientes tiempos de acuerdo a la variedad: té blanco, 4 minutos; té verde, 2 minutos; té azul, 4 minutos; té negro, 5 minutos, y el té rojo, 6 minutos.
Entre otras cualidades, el té ayuda a combatir las caries dentales, a mejorar el sistema inmunológico y a reducir el apetito. Sus componentes ayudan a la regulación del colesterol y los antioxidantes contenidos en una taza son equivalentes al de 10 vasos de jugo. ¡Toda una joya de las bebidas!
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